By Karla Hernández Romero
La sesión número 56 de la Comisión Sobre el Estado de la Mujer (CSW por sus siglas en inglés) es el primer evento de la Organización de las Naciones Unidas, así como del World Youth Alliance, en el que participo. Con gran ilusión el primer día asistí y noté que había mucha menos formalidad de la que yo esperaba, en muchos aspectos. Sin embargo, esto no fue del todo malo, por el contrario, fue increíblemente enriquecedor compartir con una gran cantidad de culturas de todo el mundo y más todavía que cada una de ellas se expresara a través de su vestimenta y sus costumbres.
El tema principal del CSW fue el empoderamiento de las mujeres de las zonas rurales ya que es esta la base para lograr el desarrollo sostenible de sus economías. Food and Agriculture Organization (FAO) mostró interesantes datos sobre el considerable incremento en la producción de alimentos que se daría si a las mujeres de las zonas rurales se les da acceso a tierras, créditos y tecnología. De acuerdo con los datos mencionados por la FAO, darle esos recursos tan básicos a las mujeres podría elevar la producción de alimentos entre un 2,5 y un 4%, situación que, a su vez, ayudaría a solucionar el problema de la seguridad alimentaria.
Aunque este fue el tema central del evento, es inevitable que se mencionaran otros temas relevantes para las mujeres, tales como la equidad de género, cambio climático, derechos reproductivos, anticonceptivos y, por supuesto, el infaltable aborto. Estos temas fueron discutidos por ministros, miembros de parlamentos, embajadoras de la buena voluntad, médicos, dirigentes comunales, hombres sumamente comprometidos con la causa, etc.
Es por eso que la delegación de WYA era la encargada de monitorear el lenguaje presentado tanto en la Asamblea General como en los side events. Unos muy controversiales, otros muy interesantes, otros simplemente repetitivos… es en estos eventos donde pasa la verdadera acción, donde los países dejan a un lado la formalidad que muestran en la Asamblea General y exponen su posición y manera de pensar sin restricciones.
En uno de los side events una ecologista recalcó algo que me pareció muy curioso: pasa frecuentemente que aquellas mujeres que tal vez no tiene la educación o preparación (pero sí la motivación) para ser líderes en diferentes campos resultan ser aquellas que llegan a lograr grandes cambios. En otro de ellos, una representante de Botsuana hizo un llamado a la acción, indicó como estaba realmente cansada de asistir todos los años a hablar de lo mismo y no se visualizaran resultados relevantes.
Otro evento llamado “stop sexualizing children” fue uno de los más controversiales ya que, aunque inició con una perspectiva científica del porqué el sexo a temprana edad podría ser perjudicial para la salud física y psicológica de las niñas, culminó con una controversial participación de unas muchachas que se alababan por ser vírgenes y esperar a su hombre ideal y, a la vez, satanizaban de alguna forma a las mujeres que no se comportaban igual que ellas.
Sudáfrica realizó uno de los últimos eventos en los cuales presentó una perspectiva bastante interesante: la equidad de género en ese país se está logrando gracias a la educación de los niños y jóvenes varones sobre el respeto que deben tener hacia sus madres, hermanas, vecinas, etc. Una perspectiva un poco diferente a la que se venía dando en los side events llamó realmente la atención ya que abordar el tema desde los varones es también un argumento válido y que está dando buenos resultados.
Como estos hubo muchos más. Sin embargo, todo se resume en una experiencia irremplazable en la que no sólo creció mi conciencia por los problemas que acontecen a nivel mundial sino también mi interés por intentar contribuir en la solución de los mismos.